La poesía me salva. Pero no es gratis ese milagro. La pago minuto a minuto con la aceptación obscena de mis temores y mis deseos. (Valeria Pariso)
Chau chau.
¿Cómo puedo perdonar que me hayan arrancado casi todo de vos? No me olvido. No te olvido. Tus palabras en un papelito mío, el testigo (a-penas) de tu existencia, breve pero eterna, en mis días. Fuiste un click que me invitó a perderlo todo, para ganar no sé qué cosa que no puedo descifrar. Siempre serás la mano inquieta que no puedo controlar. Metiéndote en mi centro hasta inundarme de verguenza, hasta incendiarme de osadía, hasta espantarme de verdad. Tus ojos color tierra son mi tumba. Mis ojos color pasto son tu mal.
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