La poesía me salva. Pero no es gratis ese milagro. La pago minuto a minuto con la aceptación obscena de mis temores y mis deseos. (Valeria Pariso)
C´est finish.
Todo lo que sabía de mí no está, murió, c’est finish. Cada vez que lloro a más no poder hago cambios rotundos. A veces simplemente cambio una palabra. Y si cambio una palabra cambio una oración y si cambio una oración cambio mi vida. Asumo el arte de mutar. Y no doy explicaciones, porque nadie las entiende. Arremeto contra el viento que despeina mis certezas y amanezco llena de preguntas. Todas puñaladas en el pecho. Mis antojos son pajaritos sin sauce llorón. Mi deseo es un grillo que corrompe la pared. Mis neuronas son bestiales e inocentes. Y mi cansancio es un tren lleno de manos que se agitan. Si DIOS existe tiene que darme un lugar en el mundo. Una caja llena de lunares donde yo pueda depositar mi silencio. Tengo hambre de luz desde el principio de los tiempos. ¿Acaso vos no te diste cuenta que te quieren muerto? Deprimido sos más lindo. Obediente sos más lindo. Distraído sos más lindo. Y ahí vamos. Somos muchos, pero somos tontos. Tontos. Idiotas. Imbéciles. Nos alejamos tanto de nosotros mismos que perdemos toda conexión con el susurro. Si DIOS existe tiene que darme un lugar en el mundo. Basta de maleza. Estoy a punto de confiar.
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