La poesía me salva. Pero no es gratis ese milagro. La pago minuto a minuto con la aceptación obscena de mis temores y mis deseos. (Valeria Pariso)
La poesía es un árbol amarillo.
la poesía es un árbol amarillo. tiene como frutos de oro colgando de las ramas. podés no entenderlos. pero lo que no podés es resistirte a la tentación de masticarlos. de todas formas: el amarillo no es un color que uno pueda soportar todo el tiempo. por eso hay que salir y buscar otros árboles. los de tu cuadra, por ejemplo, son hermosos. tienen ramas extrañas. con frutos también extraños. de colores estrafalarios. yo quiero conocer tu árbol. el tuyo. el que nace de tu vereda. el que nace de tu cuerpo. justo cuando la luz te invade y todo lo que tocás se convierte en viento. viento que despeina y armoniza los defectos. voy a sentarme a esperar a que me quieras cada día un poco más. pero voy a moverme mientras espero. y voy a subirme al árbol amarillo. casi todos los días. como mecanismo de defensa y de impulso hacia el infinito. ojalá mis frutos de oro algún día te alimenten y ojalá tus ramas de viento algún día me abracen. ojalá no rompa nada en el camino. y ojalá me necesites. algún día. aunque sea un poquitito. no te espantes. mi amor es un círculo rítmico.
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