La poesía me salva. Pero no es gratis ese milagro. La pago minuto a minuto con la aceptación obscena de mis temores y mis deseos. (Valeria Pariso)

la poesía que perdimos

no me gusta llorar adelante de nadie
ni contarles cuántos billetes hay o no hay en mi bolsillo
pero tampoco sé mentir ni tapar el dolor con una curita ni prometerle a mi perro la mejor comida del mundo
por eso ODIO: odio a los traidores
a los que vienen a morder de mi carne para después escupirme
odio a los insensatos
a los irónicos a los livianos
y a los vulgares
porque me muero de impotencia y ni siquiera tengo pan para darle de comer a los pájaros
no me gusta que me acaricien la cabeza como si fuese a morirme
ni que me digan "vamos a divertirnos"
cuando sabemos, que en lo más hondo del grito, no hay distracción que nos devuelva la poesía que perdimos
no me gusta llorar adelante de nadie pero en algún lugar hay que poner el absurdo de creer todavía
en la belleza
cuando es lo primero que intentan arrebatarnos

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