Hoy estuve a punto de irme. Estaba decidida. Llegaba a
casa y me hacía un cóctel de pastillas. Quería que me abrace la luz. QUIERO QUE
ME ABRACE LA LUZ. No sé qué es lo que me retiene en este mundo. Los pelotudos
de mis vecinos pusieron reggaetón para todo el barrio. Hay gente que se merece
un CHARLY en la frente. ¿Y si hay un castigo para los que se suicidan? Porque el
problema no es si no hay nada más allá, el problema es si hay y me tengo que
comer el viaje por boluda. Tengo miedo de decirle a la doctora la verdad. No sé
si quiero que me internen de vuelta. No quiero que me vuelvan a pinchar. No quiero
afearme. No quiero engordar. ¿Quién me va a llevar yerba y cigarrillos? No. Tengo
que ser inteligente. Nadie tiene que saber que planeo desaparecer. QUIERO
DESAPARECER. No me molestaría si Dios me ayuda y me lleva. Mientras tanto,
mientras espero a que se decida… seguiré escribiendo poemas. Alguien tiene que
abrazar mis poemas. Y yo tengo que enterarme y sonreír. Que sea pronto, por
favor, así me olvido de una vez por todas de este asunto y logro amar la vida
un poquitito más que a la poesía. Mi poesía. A quien más leo es a mí misma.
Soy lo mejor que conozco. Cuando nos expresamos sin miedo al qué dirán somos
hermosos.
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