La poesía me salva. Pero no es gratis ese milagro. La pago minuto a minuto con la aceptación obscena de mis temores y mis deseos. (Valeria Pariso)

Llegando.



¿De qué me sirve esto de sentir a flor de piel?
¿de qué me sirve esto de llevar el amor en la palma de la mano?
¿de qué me sirve esto de no esperarte, si aún no esperándote, supongo que deberías de estar siempre llegando, a esos rincones que elegís intermitente, porque ves siglos de dilemas en fantasmas?

Demasiado tengo yo con mi cabeza y su elegancia,

de papel pintado a mano, pinturita idiosincrasia.

No me aguanto cuando siento que al renglón lo dejo solo.

No me gusta que vos pienses que soy pupo de mi ombligo.


¿de qué me sirve, después de todo y además, ser testigo de todos si no te-me tengo acá conmigo?

¿de qué me sirve esto de ofrendar la sonrisa, más allá de dar los dientes destartalo, si tu tristeza me aplasta, si te desprendo y te traigo?

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