Vi su cara de tristeza y sentí que tenía que ponerle una, dos o tres sonrisas.
Me abrió todas las puertas y no pretendo encerrarla.
Solamente quiero darle lo que encienda sus adentros.
Una antorcha de a palabras
que ilumine sus silencios.
Quizás algo que refresque las paciencias que no
viste.
Vendavales de aventuras socorriéndote en el tiempo.
Vi tu cara de tristeza y no me importan los momentos.
Sos eterna mientras vivas
¡y no sos nombre! ¡y no sos
viento!
¿Te das cuenta? A mí me encanta tu argumento.
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