La poesía me salva. Pero no es gratis ese milagro. La pago minuto a minuto con la aceptación obscena de mis temores y mis deseos. (Valeria Pariso)

MANIFIESTO _PRÍNCIPEAGUSTINA

Quiero hablar de mi sexualidad.
Me gustan las mujeres y no, no es una etapa.
Tampoco se trata de que no encontré
al hombre indicado.
Mucho menos estoy confundida.
Me gustan las mujeres.
Pienso en mujeres. Miro mujeres.
Confío en mujeres. Lloro por mujeres.
Sueño con mujeres.
Y me siento orgullosa del buen gusto
que tengo.
Recuerdo que lo supe desde siempre.
Mi primer amor fue mi compañerita de jardín.
También estaba enamorada de mi señorita.
"Las señoritas tienen ese qué se yo, viste..."
Lo supe desde siempre.
Y siempre tuve bien en claro
que no me importaba lo que piense el mundo.
Me importaba lo que piense mi vieja.
No quería desilusionarla. Nunca quise.
Por nada del mundo.
En su momento su reacción fue muy cruel.
Cargué con la mochila de ser una decepción
por mucho tiempo.
Después fui creciendo. Y perdonando.
Y como siempre la poesía me ayudó a sanar.
Escribir por y para una mujer fue mi osadía.
Poema a poema fui juntando coraje
y fui ganando un lugar en el mundo.
A veces está bueno tener
un lugar en el mundo.
Pienso yo que mi mamá fue viendo
lo plena que era
y fue entendiendo muchas cosas.
Pasó el tiempo y llegó a decirme
que lo único que quería era verme feliz.
Que verme en el pozo no. Basta. Nunca.
No me va muy bien en el amor.
No es fácil amarme a tiempo completo
(supongo). Pero no dejo de creer.
Algún día, quién sabe dónde,
una mujer con un fuego en la cabeza
me querrá en su vida y yo la querré en la mía.
En ese momento se hará un silencio de radio
y estaré ocupada amando.
Me gustan las mujeres y no, no es una etapa.
Es la belleza misma de la vida.
Que es femenina.
Como todo lo que vale la pena cuidar.

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