no estás de pie
como el resto
tejiéndome la alfombra del dolor
que no conozco
elegís un banco y la sonrisa
mientras la soberana quietud de tus tristes pies
puja por forjar los agujeros del hartazgo
donde tus dudas y certezas
malheridas
se acovachan temerarias de mi sombra
y le chistan a mi parte más
segura
y qué injusticia mirarte igual cuando me estoy necesitando demasiado
no estoy de pie
como tus miedos
aferrados al banquito y sonriendo
elijo el paso del olvido y no molesto
siento, a pesar de todo, y me reinvento
tejiéndome la alfombra del dolor que
no conozco
buscándo en el dolor mi recoveco
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