La poesía me salva. Pero no es gratis ese milagro. La pago minuto a minuto con la aceptación obscena de mis temores y mis deseos. (Valeria Pariso)

El juego del miedo.

Yo no tengo vergüenza, yo paseo mi dolor como a un perro.
Y día tras día, después de caminar por mi casa y por mi vida, lo alimento.

¡Momento!

Esto no es lo que yo quiero.
Esto no es lo que me cura.
Esto no es lo que yo quiero.

Ladra. Muerde. Miedo.























Voy a terminarme. ¿Para qué jugar el juego?

No hay comentarios:

Publicar un comentario