La poesía me salva. Pero no es gratis ese milagro. La pago minuto a minuto con la aceptación obscena de mis temores y mis deseos. (Valeria Pariso)

Tus regalos deberían de llegar.

Mirá, yo no sé si la poesía será mi lugar. Lo único que sé es que por algo estoy acá, de cara al pasto y al papel, asesinando hormigas y algo más, pensando en fantasmas que no saben contar hasta diez y volar. Sucede que vivo en una casa de piedra, y un poco de ternura no vendría nada mal. Me congelo por dentro y por fuera, y estoy de pie pero caída, con los brazos en señal de libertad. Si esta ciudad hablara pediría sangre o piedad.

No queremos decir cosas lógicas, queremos una caricia, palabra o mirada, que nos haga temblar; un milagrito gigante, una razón para andar. Sucede que vivimos en casas de piedra, y dormimos muy poco, o dormimos muy mal, y no queremos planchar el disfraz que nos hace transpirar y cobrar. Queremos quedarnos desnudos, mirando paredes vestidas, jugando a perder o a ganar. No queremos salir a tener un nombre o un rumbo. Queremos detener el tiempo y que se aquiete, de una buena vez por todas, el mundo; ¡arrancarle las sesenta agujas a ese reloj inmundo! y darle la espalda y ser libres, y darle la mente y ser puros. No queremos despertar y que nos inyecten la rabia, el bostezo y los números. Queremos saber qué se siente ser propios, queremos saber qué se siente ser suaves, queremos saber qué se siente ser niños; con la entrepierna llena de pelos o religiosamente podada ser niños, con las manos llenas de tierra y la esperanza explotando en las venas ser niños. No queremos, en el fondo, las pantallas que nos tapen el paisaje y el camino. Queremos estar solos y sentirnos fuertes, queremos estar fuertes y sentirnos dignos. No queremos la mentira y no queremos el olvido. Queremos mirarnos de ojos cerrados y poder decirnos “esta piel se parece a la mía”, "¿te das cuenta?", "¡somos lo mismo, somos lo mismo!"
Porque, al fin y al cabo, tampoco queremos sentirnos diferentes. Tan sólo queremos que nos vean distinto.

Eso. Tan sólo queremos que nos vean distinto. Somos lo mismo, nena, somos lo mismo.

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