La poesía me salva. Pero no es gratis ese milagro. La pago minuto a minuto con la aceptación obscena de mis temores y mis deseos. (Valeria Pariso)

Juego a ser una piba importante.

con las cejas revoltosamente levantadas
miro el mundo y salgo a conquistarme
me tengo cara a cara y no puedo abandonarme
entonces trazo un vínculo informal con mi cabeza
y ahondo pronto en lo profundo de un abrazo

caliento a más no poder el agua
mentolo el cigarrillo
y, entre la vida con sus distintos matices, me escabullo

¿quién sabrá el valor de mis deseos?
las plegarias que, puntuales, cada noche, atraviesan la ventana y ahí se quedan

los papeles en la mesa respiran al compás del viento
y mi humanidad puja por salvarme a cada instante

con las cejas revoltosamente levantadas
me miro fijo y no me pierdo pisada (debo acomodarme)

encuentro entre las medias caramelos
lo cual significa que aún soy fiel devota a la dulzura
y puedo mirar tranquila el zigzag del humo, yéndose hacia el sur, atolondrado

juego a ser una piba importante
saco los lentes de su impetuosa cajita
y hago muñequitos de pan, según me dijeron, idéntica manía de un bisabuelo
después les pongo un tango (¿y soda?) y espero el desenlace


¿quién podrá decir esto sí o esto tampoco?

acá no hay nadie

sólo cejas, viento, plegarias puntuales, caramelos y muñequitos de pan que bailan tango

qué quién cómo cuándo dónde y por qué

me tengo cara a cara y exijo respuestas

el farol tambalea y se ríe
yo ya no lo miro y tengo sueño

*chau, se te hace tarde

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