"Entonces, ¿nadie quiere esto, nadie?"
Me serviste para desafiar lo indesafiable.
Me serviste para luchar por un nombre,
desde la chapa del techo a la calle.
Me serviste para defraudar a la vieja.
Me serviste para hacer sufrir a una madre.
Me serviste para pisar, descalza y febrero, el asfalto caliente y
no encontrarte.
Me serviste para salir a desesperarte.
Me serviste para reconocer, de ojos abiertos y delirantes, que soy
un ángel
que por algo tengo los huesos blancos
que por algo me fui hasta el fondo
a buscar la verdad
y te la traje.
Porque yo no quiero decir esto.
Yo quiero decir
“pájaros”,
por ejemplo,
y que vos me abraces.
Nada más decir
“¡pájaros,
pájaros, pájaros!”
y que vos me abraces.
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